Berlín, Berlin
Como profesora de literatura, Lucia Berlin insistía a sus alumnos en buscar la Verdad, con mayúscula en la V. «Solo escribo lo que me parece que parece verdad. Emocionalmente verdad».
De mi último viaje a Berlín me traje la certeza de que no es posible el progreso sin libertad. El progreso como crecimiento, y la libertad como expansión anímica.
Cuando Berlín era un oasis rodeada de socialismo soviético, las normas se diluyeron; las fronteras de lo estricto se borraron y la cuadratura se volvió otra vez círculo. Y ese círculo estaba impulsado por dos motores: la Bauhaus y su búsqueda de la vanguardia, y la filosofía de los hermanos Humboldt y su cuestionamiento del sistema gracias al pensamiento crítico.
Reinventarse como norma y romper con lo establecido. Tocar el fondo, pero para coger impulso sabiendo que algún día volverás a estar abajo.
La inteligencia es cíclica: cuando te pasas de listo, te vuelves tonto. Y así con todo. Y así nos va.
Lean a Lucia Berlin. Viajen a Berlín. O lean Berlín y viajen a Berlin.