Tan patriotas que solo tenéis una bandera
Bien, ya habéis tenido vuestra manifestación en coche. Algunos, incluso con chófer, para poder desahogaros a gusto. Habéis colgado carteles contra el Gobierno, y habéis llenado las redes de mensajes gritando España, como si con cada grito ascendierais un peldaño en la escalera del patriotismo. Ya tenéis vuestro post en Facebook y vuestra historia en Instagram. Hay quien baila también el Bella Ciao, porque está de moda y parece una melodía revolucionaria, o algo así. Y vosotros, los que organizáis la marcha, juntitos, apretados en una tarima, lanzando arengas sin mascarilla para mantener el ánimo de la gente encendido.
Ya os habéis desahogado. O quizá no. Vuestra ira es demasiado profunda y no se descarga con cuatro gritos. Puede que necesitéis otra manifestación la semana que viene, pero algo que sea más grande. Habéis recorrido a pie las calles de Madrid con cacerolas. Ayer fue un recorrido reivindicativo en coche. Pero seguro que ya os hace falta algo más. Algo histórico. Otro hito con el que os parezca que estáis avanzando en la lucha contra el Gobierno. O transformando el país.
¿Qué habéis conseguido, aparte de un desahogo efímero? Vuestro líder os ha llamado y vosotros habéis acudido fieles a la cita del odio. ¿Arregla eso la pandemia? ¿Justifica todas vuestras críticas hace semanas hablando del 8M como germen de la crisis sanitaria? ¿Qué hacemos con los miles de médicos, enfermeras y auxiliares a los que habéis vestido de héroes y aplaudido en los balcones?
Puede que el Gobierno no se merezca vuestro respeto, pero ellos sí. Los sanitarios sí. Los abuelos también. Y los niños, que han dado más ejemplo que muchos de vosotros. El país que tanto amáis, el país por el que se os abre la carne pensando que está en manos de Sánchez e Iglesias es mucho más que Sánchez e Iglesias. ¿Merece vuestra insensatez? ¿O es que vuestra libertad de expresión está por encima del interés general, por encima del esfuerzo del personal sanitario que ha trabajado sin protecciones, por encima de la dignidad de las miles de víctimas que han fallecido, incluyendo los abuelos que han muerto solos?
A ustedes, los que dirigen Vox, ¿es así como contribuyen a resolver una pandemia? ¿Tan poco les importa la salud de la gente, que convocan manifestaciones cuando el virus aún no se ha erradicado? No les sirve siquiera haber tenido a uno de sus dirigentes al borde de la muerte. Si el virus se combatiera con gritos e insultos, serían la mejor vacuna, pero nos enfrentamos a algo que está por encima de las ideologías, y la mejor forma de combatirlo es respetando medidas de seguridad que ustedes ayer se olvidaron víctimas de su propio delirio patriota. Porque son ustedes muy patriotas. Tan patriotas que solo tienen una bandera.
Ahora, regresen al Congreso a decir que “no” a todo. Dejen constancia de su incapacidad de diálogo. Entienden tan poco la democracia que creen que la democracia es lo que dice únicamente su gente. E insisten por un camino que fortalece, precisamente, a aquel al que quieren destruir. Llegasteis con el odio, y os iréis en silencio, y perdón por el tuteo. Pero este disparate de Gobierno no necesita a 50 personas cuyo discurso es “Viva España”, porque incluso el amor más fuerte hace daño.
El desvarío político del Gobierno se combate con responsabilidad, pero para eso es necesario ser primero responsables. Ustedes quieren ganar hoy sabiendo que es imposible, ganar de cualquier manera, aun llevándose por delante las lágrimas de tanta gente inocente. Conozco gente sensata que les vota, pero ni siquiera son importantes para ustedes. Sigan gritando. Sigan enarbolando banderas e introduciendo símbolos que no tienen nada que ver. Sigan reclamando una libertad en la que no creen. Sigan condenando los mismos actos que hoy protagonizan. Podrán engañar a algunos, al fin y al cabo la política es pura emoción, y la emoción que les mueve es fuerte: el odio a lo distinto. Cada vez lo tenemos más claro, en su España solo cabe el patriota y el sumiso. Pero tan solo uno de los fallecidos por coronavirus, uno solo, es más grande y se merece más respeto que todas las llamadas a su falso patriotismo.